¡Aguas, que está largo! (sin albur).
Esta semana ha sido sumamente extraña. El lunes acompañé a mi chica a que hiciera los últimos trámites para su viaje, después fuimos a su casa para terminar de meter 7 años de su vida en dos enormes maletas, un carry-on y una mochila. Tuvimos sólo unos cuantos segundos para detenernos a ver su cuarto ya vacío, mientras venían a nuestras mentes tantos recuerdos... pero era hora de irse.
Subimos al auto de su tía junto con mi mejor amigo. Camino al aeropuerto, la Ciudad de México se veía distinta, con un aire nostálgico pero a la vez cruel: si fuera más segura o si hubiera más oportunidades de salir adelante en ella, mi chica no se habría tenido que ir.
Llegando al aeropuerto nos encontramos con su otra tía, y como llevábamos todo su equipaje y una maleta extra por si acaso, pudimos pasar con ella hasta el registro, pues creían que todos íbamos de viaje. Había poca gente y alguien hasta llevaba a sus perros. Cuando mi chica terminó, nos contó que el de los perros (que llevaba varios en una jaula transportadora mediana y un galgo o algo así en una enorme) había pagado como US $2500.00 de sobrepeso, y que iba a tomar el vuelo a Amsterdam, una vez ahí uno a Moscú y luego un último a Oslo. Y mientras todos decían "ay, pobres perros, es mucho tiempo para ellos" yo sólo pensaba: "¡Carajo! Mejor esos perros que yo". Nunca había envidiado a un perro dentro de una jaula.
Lo que pasó después ya lo saben, y como de hecho abrí todo un
blog dedicado al tema, creo que lo mejor será continuar con los días subsecuentes.
El martes no pasó nada... bueno, me sentí terriblemente triste y sola. Estuve todo el día en mi casa.
Como no quiero quedarme con los brazos cruzados, he estado pensando en formas de obtener algunas entradas extras de dinero para poder visitar a mi chica, así que el miércoles acudí a una entrevista (no tan formal) para trabajar como diseñadora con un programador... que es amigo de la mejor amiga de mi mamá.
Llegué tarde a la cita (pues fue hasta el norte de la ciudad), pero aún así antes que él, la amiga y su hermano. Las siguientes 5 horas y media hablamos muy poco del trabajo, ya que más bien la plática se enfocó en lo que es la vida y que no necesito un título universitario para hacer algo con ella. También me sugirieron dejar la prepa, pero no pienso hacerlo por el simple hecho de que me sirve para poder obtener un trabajo en dónde me paguen más de $2,500.00 al mes, así sea haciendo café en el Starbucks.
Se supone que primero debo aprender a manejar algunos programas y ya después podré empezar a ganar dinero, pero pues de cierta forma me quedo igual que como estoy.
Como sea, ya de noche en lugar de regresar a mi casa en Metro mugroso, decidí hacerlo en Metrobús, pues de esa forma pasaría enfrente de muchos de los sitios que frecuentábamos mi niña y yo. Una vez más me llegó la nostalgia y me sentí demasiado sola, pues además de que mi chica es el amor de mi vida, también tenemos una amistado muy (perdone usted el francés) chingona y como le dije la semana pasada: "aunque a ti y a mi no nos gustaran las viejas, de todas maneras seríamos las mejores amigas".
Después de un rato en el Metrobús, comenzó a llover fuertemente y yo no dejaba de pensar en la esquina dónde debía tomar el bus, pues como ahí la banqueta es demasiado angosta y se hacen charcos en la calzada, ya me había pasado una vez que terminé empapada gracias a todos los autos que pasaron enfrente en lo que llegaba mi transporte.
Para mi fortuna, casi llegando a mi destino la lluvia se calmó un poco y resultó que no había charco en la parada. Después de un rato vi que se aproximaba lo que, según yo, era una combi, y a mi esas cosas no me gustan nada. Estaba casi llena, así que me tocó subir adelante. Total, que en realidad era una vagoneta (y nueva, por cierto). En el asiento del copiloto sólo cabía una persona, pero aún así era amplio y cómodo. Entre él y el asiento del conductor había un descansabrazos de piel que hacía aún más cómodo el lugarcito y, para complementar, en las bocinas (con excelente sonido y muy alejado de los bajos espantosos que suelen escucharse en los microbúses) sonaba She's not Me de Madonna, pues, de hecho, casi todo el camino estuvo puesto el disco Confessions on a Dancefloor, para después seguir con el de Hard Candy.
Todo era tan relajante... Y la verdad, con la comodidad, la música, la lluvia resbalando por los cristales y el tránsito ágil lo único que me recordaba que estaba en un transporte público era que de repente llegaba el olor del ganado que venía atrás.
El jueves se suponía que iba a salir con una amiga de la secu a la que no veo desde hace como 7 años (o bueno, después de mucho tiempo la vi hace como un mes de lejos), pero a la hora de la cita seguía en el messenger y me dijo que por la lluvia no podía venir hasta mi casa (iba a llegar caminando, pues vive súper cerca). Y pues para no hacerles el cuento largo, ya nada más salí con mi mejor amigo. Ahora que trae carro se me hace bien raro no andar esperando camiones, pero por supuesto me parece un millón de veces mejor.
El viernes pude instalar de nuevo el Photoshop, después de andar sufriendo como 2 años por él, pues ahora estoy usando la compu de mi novia ya que la mía de plano ya se jodió. Como me la dio con todo y sus documentos y fotos, he encontrado muchas cosas de las que ya ni me acordaba, pero que estoy feliz de ver porque muchas son imágenes y cosas que perdí cuando le hice el formateo rápido a mi otra compu. Lo que no me gusta mucho, es que para poner los acentos tengo que usar código ASCII, pues sino salen al revés. Y aquí me tienen, poniendo cada uno utilizando alt+ 160, alt+130, alt+161, alt+162 y alt+163. Seguro hay una forma fácil de cambiar eso, pero creo que me gusta sufrir... o ¿no será que me mantiene más ocupada y por eso lo dejo así? A veces ni yo sé por qué hago las cosas.
Y ya para acabar. Ayer estuve jungando a los Sims (la versión del 2000, que de hecho es la que más me gusta... mmm... al que quiera le vendo la 2, únicamente lo jugué en dos ocasiones), cosa que me agrada bastante, pues me distrae y aprendo cosas tales como: los niños no aportan dinero a la casa pero si consumen recursos, si no vas al baño a tiempo podrías ensuciar tus pantalones, etc.
Y pues el día de hoy me gané un dinero ayudándole a una prima en su negocio. Aparte, como estoy en plan súper-avaro-ahorrativo, preferí no comer y guardar ese dinero para la alcancía del viaje.
Pero bueno... Ahora me siento como si hubiera regresado al 2006, después de haber conocido a mi novia pero antes de ser siquiera amigas: me siento sola (sí, ya sé que ya se les quedó bien grabado), casi no estoy saliendo y mi máximo es estar conectada.
Ah, y aparte mañana tengo que ir a hacerle un depósito a uno de sus maestros y a la casa de la tía con la que vivía para recoger unas cosas, y pues se me hace que me voy a poner a llorar en los brazos de la chacha**.
La extraño un chingo... ***
*No puse el nombre original del programa para no atraer a los fanáticos de cierta saga.